El uso del efectivo y la digitalización de la economía

efectivo

En los últimos años, la aparición de las criptomonedas ha puesto de manifiesto una situación que venía de mucho más atrás. La sociedad utiliza cada vez menos efectivo, y este está dejando de ser el medio de pago preferido por los consumidores. Por ello, vamos a realizar un análisis en retrospectiva, para ver cómo hemos llegado a esta situación y qué escenarios nos esperan en el futuro.

Historia del dinero

El dinero como tal se remonta a más de 5.000 años de historia, cuando se empleaba la plata como medio de intercambio en la antigua Mesopotamia. Era utilizado para medir el valor de múltiples bienes, y formaba parte de la mayoría de transacciones. Con el paso del tiempo, y según fue creciendo el tamaño de dichas transacciones, se hizo necesario algo de mayor valor. Así fue como, alrededor del año 1.000 d.C. nació en China el llamado «papel moneda» (lo que hoy conocemos como billetes).

En ese momento, el dinero ya empezaba a cumplir sus tres funciones básicas:

  • Depósito de valor que permite ahorrar para conservar la riqueza.
  • Unidad de cuenta en la que se expresa el precio de bienes, servicios, deudas, etc.
  • Medio de pago aceptado de manera generalizada.

Más adelante, después de las dos guerras mundiales que asolaron Europa, los países europeos firmaron con EEUU los acuerdos de Bretton Woods, que sustituían el patrón-oro por un patrón-dólar. Estos acuerdos convertían al dólar estadounidense en la moneda de referencia para las transferencias internacionales, ya que EEUU era el país que mayores reservas de oro tenía, y ese era el respaldo de la moneda.

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Sin embargo, en 1971, cuando EEUU no pudo hacer frente a los reembolsos de oro que se le exigían desde Europa, los acuerdos de Bretton Woods saltaron por los aires. Desde entonces, la gran mayoría de países desarrollados aplican un sistema de cambios flotantes. Así, ninguna moneda tiene un precio vinculado a otro activo. Los Bancos Centrales deciden la cantidad de moneda emitida, y los gobiernos la respaldan en cualquier transacción.

Al final, el único dinero que garantiza sus 3 funciones naturales es el dinero en efectivo. Veamos sus ventajas e inconvenientes.

Ventajas

El dinero en efectivo ha sido, durante muchísimo tiempo, el medio de pago preferido por la población. Si bien recientemente cuenta con mucha competencia, mantiene algunas propiedades que lo siguen único.

  • Anonimato y privacidad – el dinero en efectivo es, por definición, anónimo y privado. Su propiedad no queda registrada en ninguna base de datos, así como su movimiento. No en vano, es el medio preferido para actividades como el blanqueo de capitales y la evasión fiscal.
  • Respaldo legal y depósito de valor – todos los comercios de un área económica determinada están obligados a aceptar el efectivo como medio de pago. Además, ante una crisis, el efectivo es lo único que mantiene el valor de nuestros ahorros (sin contar con inflación).
  • Rapidez y seguridad – las transacciones que implican pagos en efectivo suelen ser inmediatas, sin tiempos de espera ni intermediarios. Además, al tratarse de un medio físico, está exento de riesgos como la ciberdelincuencia, fraudes informáticos, etc. La falsificación de monedas y billetes es técnicamente posible, aunque cada vez más complicada.
  • Universalidad e inclusión – el dinero en efectivo es un medio de pago muy sencillo, que cualquier persona, sin importar su nivel cultural, puede entender y utilizar. No tiene ningún tipo de barrera tecnológica, ni requiere de ningún dispositivo específico. Por ello, es un medio de pago universal y que ayuda a la inclusión financiera de cualquier población.

Si bien estas son las ventajas más destacadas, hay otras menos conocidas. Entre ellas está, por ejemplo, el hecho de que el efectivo nos hace ser más conscientes del dinero que gastamos. Esto permite una mayor conciencia de ahorro y del control del gasto.

Inconvenientes

A pesar de sus múltiples ventajas, el efectivo presenta inconvenientes que, por su naturaleza, no puede resolver. Estos son los más importantes:

  • Incómodo para múltiples transacciones – el efectivo es, por definición, un medio de pago ideal para transacciones del día a día. Sin embargo, en transacciones elevadas o en las que existe distancia física, el efectivo representa un problema. En estos casos, las transferencias de dinero o alternativas como las criptomonedas tienen mucha ventaja.
  • Costoso y poco higiénico – los Bancos Centrales se gastan mucho dinero en la emisión de monedas y billetes, así como en sistemas para prevenir la falsificación. Además, al ser un medio físico, ocupa espacio, lo que en grandes cantidades puede resultar un problema. Por último, si bien la higiene del dinero nunca había sido un problema, situaciones globales como la pandemia del Covid 19 han resaltado su importancia.
  • Inseguro y propenso a malas prácticas – si antes indicábamos que el efectivo es seguro contra la ciberdelincuencia, no lo es tanto para los robos tradicionales. Al no tener una titularidad asociada, perder el dinero en efectivo significa no tener opción de reclamación. Por otro lado, al ser el medio preferido para la evasión fiscal, los gobiernos vigilan mucho más su uso.
  • Incompatible con la digitalización de la sociedad – al ser un medio de pago físico, el efectivo requiere una interacción con los cajeros automáticos. Además, exige llevarlo encima para poder utilizarlo. Esto lo convierte en una alternativa poco útil en un contexto de digitalización global.

Todos estos inconvenientes, junto con la digitalización de la sociedad, han causado la aparición de alternativas los últimos años.

Estado actual del dinero en efectivo en el mundo

¿Estamos realmente tan cerca como parece de la desaparición del dinero en efectivo? Lo cierto es que depende mucho del país que analicemos. No cabe duda de que el efectivo tiene múltiples inconvenientes, y la aparición de alternativas no han hecho más que evidenciarlos. Sin embargo, en muchos países desarrollados, el efectivo sigue siendo el medio de pago preferido para muchos sectores de la población. Grupos como las personas mayores o aquellos que viven en entornos más rurales no tienen tanto acceso a medios de pago digitales. Además, el hecho de estar garantizado por el estado permite que sea válido para cualquier tipo de transacción.

En España, según un estudio del BdE en 2022, el 60% de los pagos realizados son en efectivo. En segundo lugar se encuentran las tarjetas de crédito, cuyo uso asciende al 35%. El resto de medios de pago como los dispositivos móviles, transferencias, etc. tienen una importancia reducida. Así, podemos ver que en España el uso del dinero en efectivo aún está lejos de desaparecer. Obviamente los datos cambian según analizamos distintos segmentos de edad, tamaño de los comercios, etc.. Sin embargo, los niveles actuales hablan de un medio de pago que sigue siendo el preferido por la población.

En otros países como Noruega, Suecia o Australia, la distribución de los medios de pago es totalmente diferente. En estos países, el uso del efectivo es casi residual (entre el 5% y el 15%). Estos países han hecho un esfuerzo considerable para dejar atrás el efectivo, aunque la transición es lenta. No solo importan las alternativas privadas como las tarjetas de crédito, sino que otros medios como las CBDC también pueden tener un elevado impacto.

Según este escenario, vamos a analizar qué alternativas reales pueden sustituir al efectivo.

Alternativas al dinero en efectivo

Si bien no todas las alternativas cuentan con el mismo nivel de aceptación, podemos encontrar varias de uso universal:

  • Tarjetas de crédito y débito – el medio de pago al por menor más utilizado en el mundo. Su rapidez, seguridad y sencillez las convierten en la alternativa más utlizada para compras de importe bajo y medio. Además, su integración con la venta por internet ha incrementado su uso.
  • Transferencias – para el uso empresarial y las transacciones de elevado importe siguen siendo la modalidad preferida. De hecho, los controles para pagos mediante dispositivos móviles, en efectivo, etc., han creado una suerte de monopolio de las transferencias en ciertos tipos de transacciones.
  • Pagos electrónicos – el desarrollo de las fintech ha permitido la creación de plataformas como Paypal, diseñadas para el comercio electrónico y los pagos a distancia. Este tipo de medios de pago goza de una popularidad cada vez mayor.
  • Pagos con dispositivos móviles y/o apps – de la mano con el desarrollo de pagos electrónicos van los pagos por dispositivios móviles. El uso de apps como Bizum o el desarrollo de la tecnología NFC para pagos sin contacto han convertido los relojes, móviles y otros dispositivos en auténticos medios de pago, cada vez más utilizados.
  • Criptomonedas – en último lugar tenemos a las criptomonedas. Si bien ya llevan varios años formando parte del ecosistema financiero mundial, aún no están asentadas como medios de pago. Su uso se reduce mayoritariamente a las inversiones financieras, si bien países como El Salvador las equiparan a las divisas tradicionales.

Estas son las alternativas más conocidas, si bien es probable que conozcamos nuevas posibilidades en un futuro próximo. Veamos a continuación la relación de estas alternativas con la digitalización de la economía.

Digitalización de la economía

Podemos definir como digitalización de la economía la incorporación de nuevas tecnologías y herramientas digitales al mundo de los servicios financieros. Este proceso, que se ha llevado a cabo durante los últimos años y aún hoy sigue en curso, afecta a la sociedad en su conjunto. Sin embargo, es en el sector financiero donde su impacto ha sido mayor. Veamos los principales indicadores de esta transformación:

  • Aparición de las Fintech
  • Incremento del comercio electrónico
  • Sofisticación de los dispositivos móviles (teléfonos, televisiones, relojes, etc.)
  • Mejora de las tecnologías y las telecomunicaciones

Estos indicadores son solo muestras del progreso que se ha observado en los últimos años. Se han desarrollado nuevas formas de consumo, así como nuevos medios de pago. La regulación del sector no ha sido barrera para el crecimiento de la innovación, y las consecuencias son palpables.

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En la sociedad actual, es más fácil acceder a medios de pago digitales. Estos son rápidos, baratos y seguros, y eso permite una mayor inclusión social. Sin embargo, no todos los segmentos de la población han aceptado el cambio. Por ello, medios de pago como el dinero en efectivo siguen teniendo un gran peso en según qué contextos.

Como parte de las innovaciones del sector financiero, hay que destacar la llegada de las criptomonedas y las CBDC. Veamos cómo han afectado al ecosistema financiero global.

Llegada de las criptomonedas

Las criptomonedas llegaron en el año 2008 de la mano de Bitcoin. Desde entonces, sus rasgos diferenciadores frente a otros medios de pago han sido la descentralización y el uso de la tecnología blockchain. De hecho, el crecimiento de esta tecnología está íntimamente ligado a estos activos. Su aparición implica no sólo un medio de pago 100% digital, sino que rompe con ciertos estándares tradicionales. Entre estos se encuentra la propiedad del dinero y su política de emisión, que dependían enteramente de los Bancos Centrales. Las criptomonedas suponen un nuevo modelo de gobernanza en el que los propios usuarios deciden.

Sin embargo, si bien esto ha supuesto toda una revolución conceptual, no se ha trasladado a la economía real. Problemas como la escalabilidad, la multitud de fraudes y la falta de regulación dificultan su adaptación. Por ello, en la actualidad las criptomonedas no se han impuesto como un medio de pago real. En algunos países su implantación ha sido mayor, pero siguen lejos de las alternativas tradicionales.

A pesar de esto, es indudable el impacto de la tecnología blockchain y de las criptomonedas en el ecosistema financiero mundial. Su desarrollo ha permitido pensar en nuevas formas de dinero, y han servido para plantear serios debates sobre privacidad, gobernanza, etc. Una de las consecuencias más importantes de la tecnología blockchain ha sido la aparición de las CBDC.

Aparición de las CBDC

Las Monedas Digitales de los Bancos Centrales (CBDC por sus siglas en inglés) son equiparables a una criptomoneda del sector público. Están emitidas por los Bancos Centrales, y funcionan con tecnología blockchain. De esta forma, pretenden ser un sustituto digital del dinero en efectivo. Sin embargo, debido a su origen digital, aspectos como la privacidad deben ser analizados.

La aparición de esta forma de dinero aún está lejos de ser una opción real. Si bien hay muchos países que lo están analizando (incluidos la UE y EEUU), nadie lo ha implementado oficialmente. Existen muchos aspectos a tener en cuenta con esta forma de dinero, pero sí que parece que es el futuro. El uso cada vez menor que se hace del efectivo, junto con la digitalización de la economía, hacen necesaria una adaptación de la definición tradicional del dinero.

Es probable que esto modifique no solo nuestra forma de consumir y de realizar transacciones, sino incluso de cómo los Bancos Centrales implementan sus políticas monetarias. Por ello, la aparición de tecnologías como blockchain ha supuesto toda una revolución mucho más allá de las criptomonedas.

Conclusión

La forma en la que gastamos el dinero ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. El tamaño de las transacciones, la aparición de grandes empresas, y la globalización, han contribuido a ello. En el aspecto tecnológico, la aparición de internet fue el principio de la digitalización de la sociedad. Hoy es posible realizar transacciones sin mayor necesidad que la de un teléfono móvil o un reloj inteligente.

Como consecuencia, los medios de pago también han ido evolucionando. Los Bancos Centrales han seguido asegurando el valor del dinero emitido, mientras que las formas privadas de dinero han invadido el sistema financiero. Con la aparición de blockchain y las criptomonedas, estas nuevas formas de dinero han llegado a su máximo explendor. Tanto es así que los Bancos Centrales están estudiando la introducción de criptomonedas públicas para no perder su influencia en el ecosistema financiero mundial.

Indudablemente, estos cambios llevan tiempo, pero si echamos la vista atrás, podremos comprobar que ya han cambiado muchas cosas. En los próximos años es probable que estos cambios se aceleren, y será interesante analizar cómo condicionan nuestra forma de gestionar el dinero.

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