Guía de ahorro: ¿sirven las criptomonedas como depósito de valor?

inflation rate

Desde su aparición en 2008, se ha hablado de las criptomonedas en general y de Bitcoin en particular como auténticos depósitos de valor. Esta función, sin embargo, había sido atribuida exclusivamente al dinero fiat, tanto por las empresas como por particulares. En esta guía de ahorro, veremos qué significa ser «depósito de valor», y en qué medida las criptomonedas lo cumplen. Veremos, además, el efecto de la volatilidad y la inflación en el cumplimiento de esta función. Por último, analizaremos algunos ejemplos de uso y los compararemos con el dinero tradicional.

¿Qué es un depósito de valor?

Un depósito de valor se define como todo aquello que conserva su valor a lo largo del tiempo. Esta propiedad no es única del dinero, ya que también se le atribuye a los metales preciosos como el oro. Sin embargo, no todas las monedas pueden presumir de cumplir con esta propiedad.

Algunas divisas como el peso argentino o el bolívar venezolano padecen episodios de hiperinflación, lo que las devalúa constantemente. Cuando una moneda pierde su valor en el tiempo, deja de ser fiable para mantener los ahorros de las familias. Todas las divisas, en mayor o menor medida, sufren episodios de inflación más o menos significativos. De la misma manera, pueden perder una parte de su valor como consecuencia de la evolución macroeconómica. Estos fenómenos suelen ser temporales, y no tienen impacto en carácter de depósitos de valor.

Sin embargo, cuando estos episodios se prolongan en el tiempo, las personas dejan de confiar en la capacidad de la divisa para mantener su valor. Como consecuencia, buscan otros valores refugio para depositar sus ahorros, como el dólar o el oro. Por todo ello, solo se considera depósito de valor cuando el valor tiene poca o nula variación de valor a lo largo del tiempo. Es decir, apenas se produce pérdida de poder adquisitivo, que es lo relevante a la hora de depositar nuestros ahorros.

El oro, por su parte, no pierde valor a lo largo del tiempo. Por definición, no es un valor perecedero, por lo que sirve como refugio cuando hay picos de inflación. Sin embargo, está sujeto a su cotización en el mercado, y no es de curso legal, por lo que no es equivalente al dinero.

El efecto de la inflación

Cuando hablamos de monedas como depósitos de valor, se suele pensar en divisas fuertes y estables, como son la libra o el euro. En estos sistemas financieros, el Banco Central correspondiente tiene una estricta política de control de la inflación. El control de ésta se realiza mediante la creación o reducción de masa monetaria, que afecta directamente al dinero en circulación.

Al controlar la inflación, los ciudadanos de estas economías pueden confiar en que su poder adquisitivo no se verá mermado. Obviamente, cuanto mayor es el plazo temporal, más difícil será mantener el valor de la divisa, pero en el corto plazo servirá como depósito de valor.

En otras economías, las tasas interanuales de inflación pueden superar el 50%. Cuando los precios locales crecen a ese ritmo y la divisa es débil, se produce un debilitamiento del poder adquisitivo. En este contexto, la «huida» de los ahorros hacia activos refugio como el oro cobra más importancia.

Por todo ello, el efecto de la inflación en cualquier divisa es claramente negativo. La inflación deteriora el poder adquisitivo de las personas, y por lo tanto disminuye el valor de las monedas como refugio. Esta situación, cuando se prolonga en el tiempo, resta mucha credibilidad a la divisa, y deja de servir como fuente de ahorro a los ciudadanos.

La inflación en las criptomonedas

Las criptomonedas como Bitcoin, por ejemplo, tienen, por definición, una oferta restringida. Existe una cantidad máxima de masa monetaria que se puede crear, lo que lo convierte en una moneda no inflacionaria. Además, su revalorización en los últimos años, hace que sea un activo muy atractivo en épocas hiperinflacionarias.

Por ello, el efecto que la inflación produce en las criptomonedas como Bitcoin es bastante neutral. Al no producirse un deterioro de su valor, no existe pérdida de poder adquisitivo. Esto, unido a la baja relación de su cotización con el entorno económico, hace que sea una alternativa bastante fiable en contextos de crisis.

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Otras criptomonedas, como Ethereum, no tienen una oferta restringida, por lo que el efecto de la inflación sí que podría ser negativo. Sin embargo, al no tratarse de medios de pago oficiales, el precio de los productos puede no verse afectado, ya que estará denominado en la moneda local.

El efecto de la volatilidad

La volatilidad se define como la variación máxima de precios que podemos esperar de un activo en un periodo determinado. Se asocia básicamente al riesgo de un instrumento, y representa la pérdida o ganancia máxima esperable en un horizonte temporal. Desde el punto de vista de un inversor, la volatilidad puede ser algo valorable, e incluso interesante. Sin embargo, cuando estamos hablando de depósitos de valor, la volatilidad se convierte en nuestro peor enemigo.

Si tenemos todos nuestros ahorros en euros, por ejemplo, y el euro tiene una elevada volatilidad, nuestro dinero estará muy expuesto. La elevada volatilidad provoca que no sepamos qué valor tendrán nuestros ahorros en un futuro cercano, y eso nos impedirá planificar decisiones de consumo o inversión. Esto podría ocurrir de la misma forma al invertir en acciones, letras del Tesoro o materias primas. Por ello, cualquier activo que se precie de ser un depósito de valor debe poder presumir de una volatilidad reducida.

La volatilidad en las criptomonedas

Las criptomonedas son, desde su aparición en 2008, uno de los activos más volátiles del mundo financiero. El elevado porcentaje de inversores minoristas y la falta de regulación son algunas causas de esta volatilidad, pero no las únicas. En estos casos, las criptomonedas pueden provocar que el inversor final pierda una parte de sus ahorros. Además, el hecho de que estas criptomonedas no sean medios de pago oficiales limita enormemente su utilidad. Todo ello desincentiva su uso como instrumento de ahorro, más allá de su valor como inversión financiera.

Es cierto que su volatilidad ha ido disminuyendo con el paso de los años, pero aún es muy elevada. Los inversores institucionales han aportado estabilidad, y existen muchos proyectos de casos de uso. Además, la relación con el resto de activos financieros es cada vez mayor, lo que ayuda a predecir su valor. Todo esto reduce su volatilidad, aunque no lo suficiente como para considerarlo un activo estable.

Guía de ahorro: uso de las criptomonedas

Con todo lo anterior, ya tenemos una idea clara del efecto de la inflación y la volatilidad en nuestros ahorros. Si analizamos estos efectos en el entorno de las criptomonedas, la respuesta debería estar clara. Sin embargo, hemos observado cómo en muchos países sí que se utilizan como depósitos de valor.

Cuando tenemos un contexto de mucha inflación o de alta depreciación de la moneda local, las criptomonedas aparecen. Si además tenemos en cuenta que las criptomonedas no están dirigidas por ninguna entidad, el contexto es más positivo aún. Los ciudadanos pueden depositar sus ahorros en ellas, con la esperanza de que, cuando pase la crisis económica, mantendrán su valor. Pero, ¿no habíamos dicho que no servían como activo refugio?

Lo cierto es que, como ocurre casi siempre, depende del contexto. En una economía sólida y estable, las criptomonedas no tienen sentido como depósito de valor. Sin embargo, en un contexto distinto, el escenario sí que puede ser favorable. En cualquier caso, siguen siendo una opción arriesgada, por la dificultad para predecir su valor. Sin embargo, hay otras formas de intentar salvaguardar nuestros ahorros utilizando criptomonedas. Veamos un par de ejemplos y su eficacia:

Casos de uso: hipotecas en Bitcoin

Se han visto en el pasado episodios de auge de hipotecas en multidivisa, como el yen japonés. La idea es vincular la hipoteca a un índice con un crecimiento más moderado que el euríbor. Esto podría garantizar tipos de interés variables más reducidos, y una cuota hipotecaria más asequible. Sin embargo, este tipo de hipotecas resultó ser, en muchos casos, una mala decisión por dos razones.

En primer lugar, ese índice de referencia es variable, al igual que lo es el euríbor, y no había garantía de su evolución (riesgo llamado “de tipo de interés”). En segundo lugar, el hecho de que la hipoteca estuviese denominada en una divisa distinta a la local incorporaba un riesgo adicional, esto es, el riesgo de “tipo de cambio”. Si la moneda en la que estaba denominada nuestra hipoteca ganaba valor (se apreciaba) frente a la moneda en la que teníamos que hacer los pagos, la cuota mensual se disparaba (necesitábamos más euros para poder pagar la misma cantidad de yenes, porque éstos se habían apreciado frente al euro).

tasa de cambio

El ejemplo anterior es extrapolable al mundo de las criptomonedas. Ya han salido algunas compañías que quieren conceder hipotecas en Bitcoin, lo cual es, en términos de ahorro, muy compleja. En este caso, si bien es cierto que el el primer riesgo quedaría eliminado, mantendríamos el riesgo del tipo de cambio. Esto podría resultar incluso más peligroso cuando hablamos de criptomonedas, dada su elevada volatilidad.

Por ello, si hemos decidido mantener nuestros ahorros en el sector inmobiliario, lo más seguro es hacerlo en la divisa local. Es posible ganar dinero (o ahorrarlo) con una hipoteca denominada en otra moneda, pero ello conlleva riesgos adicionales. Dado que lo que tratamos de hacer es mantener el valor del dinero, si podemos evitar riesgos, mejor.

Casos de uso: transferencia de remesas

Hemos visto también el uso de las criptomonedas para transferir dinero sin necesidad de entidades bancarias. En economías como la de El Salvador, esto supone una fuente vital de ingresos. De hecho, los bancos, que a través de las comisiones generan una fuente de ingresos muy significativa. En el caso de las criptomonedas, estas comisiones son mucho más bajas, y permiten que el destinatario reciba mucho más dinero, sin que el emisor haga un mayor esfuerzo económico.

depósito de valor

Por ello, la aparición de una alternativa mucho más barata como son las criptomonedas hace que, en economías con gran flujo de remesas hacia el exterior, se pueda producir un desplazamiento de la moneda local en favor de estas divisas. Este ha sido, de hecho, uno de los principales argumentos que se han esgrimido en El Salvador para convertir Bitcoin en la primera criptomoneda oficial como medio de pago en todo un país.

Conclusión

Debido a todo lo anterior, es normal pensar en las criptomonedas como depósito de valor o como forma de salvaguardar los ahorros en ciertos contextos de hiperinflación, moneda local muy débil, etc. Sin embargo, las criptomonedas están expuestas a una variación constante de precio. Además, no todas ellas garantizan un efecto neutro frente a la inflación.

Por ello, no podemos hablar de las criptomonedas como un depósito de valor con la misma seguridad con la que lo haríamos de otros activos. En comparación con otras formas de dinero, hay que tener en cuenta la inflación y la volatilidad. La falta de regulación de las criptomoneas hacen que su precio sea imprevisible. Sin embargo, en determinados contextos, es comprensible su uso.

De hecho, no tenemos forma de intuir hacia dónde se va a dirigir su valor, y eso no hace sino añadir incertidumbre. Dado que la intención última de gran parte de las inversiones es proteger los ahorros, es difícil que las criptomonedas lo cumplan. Sin embargo, es posible que la inversión en este tipo de productos puede tener más sentido con otras finalidades.

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